domingo, 9 de enero de 2011

Tengo carne de conducir, pero no cojo el coche.

"Tengo carné de conducir, pero no conduzco"
Si estás entre el 33 por ciento de las personas que tienen licencia de conducir pero no se animan a ponerse al volante, no te frenes más: lee esta nota y pon primera.
24.12.2010 | 15:09 hs. · Fuente: Ohlala
De chicas, soñamos con ser como Penélope Glamour, de Los autos locos, y manejar un descapotable, ataviadas con casco y unos anteojos de sol divinos. Pero lamentablemente, para la mayoría, eso está lejos de ser posible. Nosotras tenemos que conducir mientras pensamos en las diez millones de cosas que tenemos que hacer, por calles y autopistas caóticas, sin olvidar que a veces llevamos medio jardín de infantes jugando, cantando o gritando en el asiento de atrás; o lo que es peor, tenemos sentado como acompañante un novio, un marido o un padre cuyas únicas palabras son "cuidado" o "frena".

Frente a este panorama, muchas mujeres optan por no usar el auto. Ellas son las que pese a saber conducir, "prefieren" movilizarse en taxis, bus, metro y todo aquel transporte que se les cruce en el camino, todo sea por no sentarse frente a un volante; o bien conducen, pero descartan absolutamente la posibilidad de entrar en una autopista, meterse en una gran ciudad o estacionar. ¿Formás parte de este selecto grupo? Informante y piensa tu abstinencia automovilística.

No estás sola
Si bien seguramente estás convencida de que sois la única persona en el universo capaz de tener un auto y no usarlo, como ocurre con muchas otras, la amaxofobia (miedo a conducir) es más frecuente de lo que crees. De hecho, varios estudios realizados en el exterior y en el país indican que el 33 por ciento de la población sufre esta problemática, y que de esa parcialidad, el 21 por ciento son mujeres. No sólo las chicas le tenemos miedo al volante. Las investigaciones y los profesionales remarcan que los hombres también padecen amaxofobia, aunque su forma de exteriorizarlo es muy diferente de la nuestra. Mientras que nosotras nos ponernos a llorar en medio de la Castellana, ellos optan por insultar al conductor de al lado o, incluso, llegar a las manos.

Analiza tus razones a fondo
Genialmente, la decisión de no conducir es personal y está fundamentada en la incomodidad, la responsabilidad y el gasto que implica tener un auto, o simplemente en la falta de ganas. Pero también puede ser consecuencia de algo interno: el recuerdo de una experiencia traumática de la infancia, la adolescencia o el pasado cercano que vosotras habéis protagonizado, provocado o simplemente presenciado. Según lo que recomiendan tanto los psicólogos como los profesores de autoescuela, este tipo de situaciones tiene que ser abordado específicamente y antes de comenzar el decimoquinto curso consecutivo en la misma autoescuela de hace diez años, en la que ya todos te conocen, ¡y hasta te hacen descuento!

No es imposible
"Estudié, me licencie, me casé, o no, soy exitosa en el trabajo y me ocupo de educar a mis hijos, pero no puedo llevarlos al colegio en mi auto." ¡Dejá de ponerte presiones! No está mal pensar que hay algo que "no puedes" hacer, porque justamente ése es el primer paso para empezar a cambiar la situación. Quiere decir que, después de enojarte contigo misma y de enfrentarte con la realidad de que algo te falta, puede ser, por ejemplo, el hecho de tener que viajar incómoda, o mas tiempo de la cuenta a tu trabajo, cuando sabes que un coche te facilitaría las cosas, por más que tengas que recurrir a cientos de cursos, y aunque de cuando en cuando, al terminar las clases, te lleves alguna frustración, lo importante es que sigas y te preocupes por mejorar todos los días.

¿La fórmula mágica? El paso a paso
Es innegable: por lo menos al principio, no vas a meterte en las calles mas saturadas de tu ciudad. Entonces, ¿por qué, te empeñas en pasar por los sitios mas conflictivos de tu ciudad? Frente a eso, es esperable que te acobardes y que no quieras nunca más en tu vida subirte a ese maldito coche o acordarte de que no tienes capacidad para estas situaciones. La clave para que eso no pase es ir poco a poco. ¿O vosotras creías que la famosa L de "novel" se había inventado exclusivamente para avergonzarte? Por eso, pontee metas cortas: si lo necesitas, viaja acompañada; cuando lo consideres necesario, vuelve a dar unas clases, pocas no hacen falta muchas, pega un grito o llora si crees que eso puede hacerte sentir mejor; y sobre todo, festeja cuando hayas podido subir una cuesta grande o entrar y salir de las rotondas sin sufrir un colapso en el intento?

El dato: La palabra "amaxofobia" deriva del griego y es una conjunción entre "amaxo", que significa "carruaje" en ese idioma, y "fobia", que hace referencia al miedo a algo.

Saludos, Buen 2011

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