El reventón del neumático puede producirse por un exceso de temperatura, debido a circular a excesiva velocidad con un neumático deteriorado o deformado, o sin la presión de inflado adecuada. Otro tanto podría decirse de un vehículo excesivamente cargado.
También la naturaleza del asfalto puede influir en aumentar esta posibilidad, ya que, en pavimentos concebidos para acrecentar la adherencia, el rozamiento es mayor y la temperatura aumentar cuando se sobrepasa la velocidad para la que se pensaron.
El primer síntoma es un estallido seguido de un fuerte tirón de la dirección hacia un lado y una cierta inclinación de la carrocería. En ese momento se comenzará a circular prácticamente sobre la llanta y, si el suelo es duro, la marcha podrá continuar; si fuera blando, por el contrario, la llanta se clavará materialmente en el suelo, ofreciendo una mayor resistencia.
Pérdida de una rueda.Es un suceso raro cuyo origen sólo puede estar en una deficiente sujeción de las tuercas por no haberlas apretado suficientemente.
El síntoma es semejante al del reventón, aunque de forma brutal, ya que no es la llanta sino el disco, el tambor o incluso parte de la carrocería los que van a rozar con el pavimento.
Los efectos son igualmente semejantes a los del reventón y, por tanto, la peligrosidad variará en relación al lugar de donde se desprenda la rueda y del sistema de propulsión o tracción del vehículo.
Los comportamientos a adoptar son, por tanto, análogos. Especialmente si la pérdida es de una rueda delantera, no debe sobrecargarse el peso precisamente delante al frenar bruscamente ni sobre el lado afectado (que es hacia el se desplazará el vehículo), debiendo girarse enérgicamente la dirección hacia el lado contrario.
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